Un documento de trabajo de la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias con los sectores y las distintas áreas en las Islas sobre el impacto del COVID-19 en Canarias aclara el camino que se debe tomar para cumplir con la necesidad de convertir las islas en ‘fortalezas insulares’ para residentes y visitantes.
Ese plan de trabajo, que se adaptará a la situación sanitaria y económica de las próximas semanas en base a los escenarios que se generen, concluye con claridad que: “NO EXISTE otra fuente productiva semejante que asegure el sostenimiento de nuestras condiciones actuales de vida a corto y medio plazo... La recuperación urgente del sector turístico es una necesidad vital para las Islas Canarias”.
El mundo vive la mayor pandemia global en 100 años, con dos retos a superar: incertidumbre sanitaria e incertidumbre económica.
Los problemas de las Islas, con una dependencia laboral del 40% sobre el turismo, se encuentran en la alta dependencia del exterior (a todos los niveles), por lo tanto riesgo ante la quiebra posible de empresas del mercado turístico y de las que depende la conectividad.
Pero la realidad es que esta amenaza se puede reconvertir en oportunidad para las Islas, teniendo en cuenta la posibilidad de poner en valor algunos atributos vinculados a la insularidad: archipiélago aislado, único destino de media distancia con capacidad de apertura segura de cara al invierno 2020-2021, capacidad de respuesta del sector experimentado en Turismos y la buena imagen en la gestión de los primeros casos de coronavirus detectados en España.
Dicho de otra manera, desde el punto de vista turístico, Canarias tiene la oportunidad de liderar el cambio de modelo hacia un destino sanitariamente seguro con un impacto positivo en la imagen del archipiélago en los mercados emisores, con la implantación (antes que nadie) de nuevos protocolos de seguridad sanitaria.
Se hace evidente la necesidad de adaptarnos a un nuevo escenario mundial que precisa cambios en el destino, Para ello, hay que aprovechar estos cambios para introducir mejoras en la gestión, en el medioambiente, en la sostenibilidad y en reducir la dependencia del exterior impulsando la producción local de algunos productos que serán esenciales en los años venideros.
También es momento para introducir la tecnología y la innovación aumentando el valor de los servicios prestados y la imagen de Canarias. En definitiva, la mayor (y única) oportunidad que nos ofrece este parón de actividad es el tiempo para poder reinventar el turismo en las Islas y ser mejores en el futuro.
Los factores clave son: control en origen + test + sistemas de trazabilidad + seguridad sanitaria en destino.
Y es que el punto de partida es precisamente la fortaleza sanitaria que pueden ofrecer las Islas. Para ello, el objetivo 1 es “convertir Canarias en un laboratorio de rediseño de procesos de toda la cadena de valor de la actividad turística creando y verificando protocolos para cada servicio minimizando cualquier riesgo con el fin de transmitir ‘seguridad sanitaria’ como atributo de imagen de las Islas Canarias”.
Aunque se prevé adelantar la apertura del destino antes del peor escenario de 18-20 meses (Cada mes de antelación que se consiga será fundamental para la subsistencia del sector y de toda la economía canaria), el primer requisito es no forzar una apertura de la actividad turística sin garantías sanitarias.