Nunca un negativo fue tan positivo. La sociedad palmera espera cada día los resultados de los test que se realizan en la Isla, a razón de 20/30 en s el Coronhado (hospital de campaña) o los test masivos que ahora se realizan en centros sociosanitarios, residencia y discapacidad, por todos los s pueblos. Y esta semana todas esas pruebas están siendo negativas, que en términos sanitarios significa todo lo contrario, o sea positivas.
Todas las historias
Ahora que iniciamos una restricción aún más dura que nos desnuda como persona “esencial” o “no esencial”, tras días soportando el “Achtung, Achtung...”, “Attenzione, Attenzione...” del coche de Protección Civil o de la Policía que pasa tres veces al día por la calle donde vivo para recordarnos la orden de confinamiento; tomo conciencia de que el pasado, el antes de ayer de hace tres semanas, ha cobrado brillo. Empieza a ser mi mejor recuerdo.
Hoy, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha que debe ser destacada en la memoria de los palmeros y palmeras, pues nuestro verde y nuestra isla no sería lo mismo sin la aportación de este incesante recurso natural y el abnegado sacrificio de nuestros antepasados que con menos recursos lograron alumbrar la impresionante ingeniería hidráulica insular. La idea de celebrar este día internacional se remonta a 1992, año en el que tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro y en la que emanó la propuesta. Ese mismo año, la Asamblea General adoptó la resolución por la que el 22 de marzo de cada año fuera declarado Día Mundial del Agua, siendo 1993 el primer año de celebración.
La inseguridad y el temor a lo desconocido no pueden servir de combustible para que esparzamos rencor social en donde nunca lo ha habido. Como dijo Obama tras los tiroteos de agosto de 2019 en El Paso y Dayton: “Hay que rechazar con firmeza el lenguaje que alimente el odio y el miedo”. La llegada de la pandemia del coronavirus arrastra un problema social encubierto por ahora, pero que se palpa hasta en los rincónes más recónditos... incluso aquí en esta pequeña ínsula. Es el momento en el que el clan de los patriotas, leales a sus fronteras mentales, se apuntan a demonizar al que no consideran “de la tierra” y culpan de todo mal, incluso del mundialmente imparable COVID-19. Pero, quede claro, dicho en italiano: en La Palma #NonSonoUnVirus.