En un laboratorio de la Estación Espacial Internacional se ha logrado producir una sustancia exótica ultrafría llamada condensado de Bose-Einstein, una materia que no es sólida, líquida, gas ni plasma. Este hito tecnológico permitirá investigar nuevos aspectos de la física fundamental con esta sustancia que se mueve entre el mundo clásico y el cuántico.
Un condensado de Bose-Einstein es un estado de la materia que se forma cuando un gas de bosones (uno de los dos tipos básicos de partículas elementales) se enfría cerca del cero absoluto (-273.15 °C o 0 kelvin). A esa temperatura tan bajísima los átomos se convierten en una entidad única con propiedades cuánticas.
Esta sustancia exótica esta considerada el quinto estado de la materia (distinto a los conocidos sólido, líquido, gas y plasma) y transita por la frontera entre el mundo macroscópico, gobernado por la física clásica, y el microscópico, regido por la mecánica cuántica. Por tanto, estos extraños condensados pueden ofrecer conocimientos fundamentales sobre la mecánica cuántica, aunque para medirlos con precisión surge un obstáculo: la gravedad.
Para superar esa limitación, investigadores del Jet Propulsion Laboratory (Caltech-NASA) de Estados Unidos acoplaron en 2018 un laboratorio denominado Cold Atom Lab en la Estación Espacial Internacional, y esta semana informan en la revista Nature que han logrado producir ahí los condensados de Bose-Einstein. Como gas de bosones de partida han utilizado átomos de rubidio.
Según los investigadores, el éxito de estos experimentos iniciales muestra que el Cold Atom Lab puede facilitar futuros estudios con gases atómicos ultrafríos, incluyendo “nuevas trampas exclusivas de microgravedad, fuentes de láser atómico, física de pocos cuerpos y técnicas de interferometría atómica”.