La crisis económica generada por la pandemia de la COVID-19 no ha impedido que el Telescopio William Herschel, ubicado en el Roque de Los Muchachos, ‘se ponga al día’ logrando importantes avances con la instalación e integración de la óptica y los espectrógrafos de WEAVE.
El pasado 23 de junio, llegó al telescopio palmero el nuevo corrector de foco primario (PFC) de dos grados y seis lentes. Además se han montado una pequeña cámara de adquisición y una cámara Shack-Hartmann detrás de este foco para evaluar la calidad de las imágenes que ofrece en el cielo. Así, el pasado 11 de septiembre se celebró la primera luz de WEAVE PFC, tras obtener imágenes de Vega con la cámara de adquisición.
El espectrógrafo WEAVE llegó al William Herschel después de un largo viaje de 4000 km en camión y barco desde las instalaciones de NOVA en Dwingeloo, Holanda. A éste se le unirá próximamente el posicionador de fibra que una vez complete las pruebas en Oxford será transportado a La Palma en el mes octubre. La entrega del hardware WEAVE a la Isla Bonita se completará con la llegada de los detectores poco después.
El Telescopio William Herschel (WHT) cuenta con un espejo primario de 4,2 metros y es el mayor telescopio de su clase en Europa. Su versatilidad y su avanzada instrumentación, junto con la soberbia calidad del cielo del Observatorio del Roque de Los Muchachos, lo han convertido en uno de los telescopios más productivos científicamente en el mundo.
Su concepción se remonta a los últimos años de la década de los 60. Por aquel entonces los astrónomos británicos ya discutían sobre qué tipo de telescopio necesitaban construir en el hemisferio norte que mejor satisfaciera sus objetivos científicos. En 1974 el Science and Engineering Research Council (SERC) del Reino Unido comenzó la planificación del WHT. La construcción comenzó en 1983 y la primera luz tuvo lugar el 1 de junio de 1987.
Desde entonces ha jugado un papel importante en la cosmología observacional reciente. Las exposiciones profundas obtenidas con el WHT han llevado al descubrimiento de los objetos más lejanos jamás observados. El "campo profundo de Herschel", por ejemplo, es la suma de varias exposiciones hasta alcanzar 70 horas en total. Muestra galaxias tan débiles como las detectadas en el campo profundo de Huble pero en un campo de visión diez veces mayor.
Durante algún tiempo, los astrónomos consideraron el uso de las supernovas de tipo Ia para determinar la escala de distancias extragalácticas. Las supernovas de este tipo están relacionadas con etapas tardías de la evolución de un sistema binario estelar consistente en una enana blanca y una estrella compañera. Cuando la enana blanca alcanza una masa crítica por la incorporación de material procedente de su compañera, el combustible nuclear se fusiona de manera explosiva, dando lugar a una explosión de tipo supernova. El brillo intrínseco causado por esta explosión es independiente de la distancia y por lo tanto puede utilizarse como una referencia estándar de brillo. Midiendo la distancia y el brillo observado desde la Tierra es posible determinar el parámetro de deceleración del Universo y, como consecuencia, la relación entre la densidad de masa actual y la crítica. Las observaciones realizadas con el WHT han llevado al descubrimiento de las supernovas de tipo Ia más distantes y a concluir que vivimos en un universo en expansión acelerada bajo la influencia de una fuerza repulsiva originada en el vacío.
Otros hitos científicos han sido la primera detección de un GRB, o estallido de rayos gamma, en el óptico o el descubrimiento de la primera estrella de tipo enana marrón.