Puede que un abrazo con una barrera de plástico no de solución al grave problema social que soportamos, que sea el antídoto o la vacuna contra la pandemia que nos ha separado. Puede que no sustituya a la magia del contacto real piel contra piel... pero esta imagen de una niña que ha buscado la fórmula para abrazar a sus abuelos es capaz de recomponer nuestras heridas emocionales. Da igual la parte del mundo en donde se haya producido el hecho.
Una menor de California (USA) y su madre, han dado rienda suelta a la imaginación para usar una cortina de la ducha, a la que pusieron mangas, a fin de poder sentir cerca a su familia, a los abuelos, y así hacer más amena esta situación en la que cada vez echamos más de menos a nuestros seres más queridos.
La madre, Lindsay Okray, es enfermera, y trabaja en la unidad de COVID-19 del Riverside Community Hospital, motivo por el cual necesita mantener la distancia física de sus seres queridos, y evitar el contacto, como medida de precaución.
Inspiradas por otras ideas similares en las redes sociales, la niña usó una cortina de ducha, bolsas de plástico, platos desechables y una pistola de silicona para su peculiar invento, que "instaló" en la puerta principal de sus abuelos con cinta adhesiva. La imagen final era una cortina larga de plástico con cuatro "brazos", dos a la altura de la niña y los otros dos, a los de un adulto, en este caso los abuelos. Abuelos y nieta se fundieron en un tierno abrazo tras muchos días, que su madre grabó y compartió en las redes sociales, donde se ha vuelto en viral.
Sin duda, es un claro ejemplo de que abrazar es acariciar el alma de la otra persona y proporcionarle un refugio sentimental que cura y recompone a nivel emocional. Abrazar es hablar el lenguaje del corazón.