Sin duda, esta situación de confinamiento originado por la pandemia sanitaria está sacando lo mejor de la sociedad, pero también, algunos aspectos que dejan a las claras el individualismo humano y sobre todo las fobias que ante momentos extremos es inevitable reprimirlas.
Pero quien escribe rehuye ahondar en algo de lo que ya hemos hablado. Evitamos recordarles situaciones de rechazo vividas entre vecinos de una misma comunidad, en las que se quiere negar la presencia de aquellos trabajadores de servicios esenciales “ante el temor del contagio”.
Hoy, queremos traerles todo lo contrario. A parte de las muestras de agradecimiento que todos los días vemos a través de redes sociales, medios de comunicación o de nuestras ventanas a quienes nos defienden del coronavirus en primera línea de batalla. También, aquellos gestos, más directos, que sacan lo positivo de una sociedad solidaridad y con vocación de servicio al prójimo.
El “buenos días” al cruzarnos en la escalera o el ascensor se ha tornado, afortunadamente en muchos casos, en un “¿necesitas algo?”, para contribuir a mejorar la vida además de aquellas personas que por distintos motivos carecen del privilegio de salir de su domicilio por pertenecer a grupos más vulnerables, como ancianos, enfermos crónicos o inmunodeprimidos; también para aquellos que por su trabajo en la lucha contra el coronavirus pasan menos horas en su domicilio y tienen que aprovechar los momentos de descanso.
Si ya hemos hablado de la prohibición e ilegalidad de la colocación de carteles en los que se pide a vecinos que abandonen la comunidad por el “riesgo” que pudieran suponer, en estos casos, alegra la convivencia saber que también existe la solidaridad en una guerra en la que debemos luchar juntos, aunque también se muestra a través de misivas en los portales.
Y así surgen incluso campañas como la impulsada por Cruz Roja, “Yo Hago Por Ti”, que está dirigida a impulsar conductas que fomenten la solidaridad con los vecinos, además de informar sobre las medidas de contención del virus.