El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente alberga la presencia de gigantes que 'se esconden' en los puntos más recónditos del espacio natural. Son enormes árboles cuya presencia se remonta siglos y siglos en el tiempo. Son uno de los secretos mejor guardados de este paisaje protegido al que solo unos pocos han conseguido acceder.
Uno de esos afortunados ha sido Raico Leal, quien ha dado cumplida cuenta en un reportaje fotográfico recogido por el propio equipo del Parque Nacional en la redes sociales.
Dos especies arbóreas endémicas de Canarias, el Pino Canario (Pinus Canariensis) y el Cedro (Juniperus Cedrus) que crecen en el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma. Su curiosidad no es otra cosa que las grandes dimensiones y la elevada longevidad que pueden alcanzar estas especies.
Aunque son especies relativamente abundantes en los montes de las islas, sobre todo el pino, casi todos los ejemplares de grandes dimensiones son escasos, y se encuentran en lugares de muy difícil acceso, y por tanto son árboles desconocidos.
La razón de esta escasez es la fuerte desforestación que sufrieron las islas tras la invasión de 'los Españoles' a finales del siglo XV y que se prolongó durante unos 500 años hasta mediados-finales del siglo pasado. Pues se llegó a exportar mucha madera fuera de la isla, lo que llevó a una casi total desaparición no solo de arboles centenarios y milenarios, sino que se redujo la superficie original de los bosques de pinar, laurisilva, y la casi extinción total de los llamados bosques Termófilos.
Pero por suerte, en este parque nacional, debido a la abrupta orografía y la dificultad que entrañaba a los leñadores de siglos pasados llegar hasta ellos, hizo que muchos de estos árboles sobrevivieran al paso de las hachas.
El reportaje aporta algunas fotos de los Cedros y Pinos más grandes que se pueden ver en las paredes naturales del Parque Nacional. Para llegar a ellos hay que ir con cuerdas y utilizar técnicas de escalada o del salto del pastor canario. En el caso de los Cedros es muy posible que tengan más de mil años de edad debido al lento crecimiento que tienen.