Son muchos los palmeros que han salido de la isla para conquistar el mundo con su talento, pero hay una pasense que además del mundo, ha logrado enamorar los paladares de quienes prueban sus creaciones. Les hablamos de Carmen Capote, que ha logrado convertir su negocio en uno de los templos del chocolate madrileño, y cuyo trabajo es ahora más conocido gracias a la publicación realizada por la web culinaria ‘Directo al paladar’.
Trufas, grageas, bombones, tabletas, orangettes, cacao en polvo e incluso polos son algunas de las creaciones con las que Carmen ha logrado hacerse un hueco en el mundo de la gastronomía.
Es hija de un industrial tabaquero de La Palma y estudió Finanzas, aunque su despegue llegó cuando se convirtió en cocinera en el mismísimo Palacio del Elíseo, residencia del presidente de Francia, donde estuvo varios meses durante su estancia en París.
Y es que estaba escrito en su destino que debía viajar a Francia para que su vida cambiase. Cuando su marido tuvo que trasladarse a Lille, al norte de Francia, Carmen vio la oportunidad de hacer “lo siempre había querido”: estudiar Cocina, así que me matriculé en Le Cordon Bleu de París.
Logró que la eligieran para hacer prácticas en la pastelería del Elíseo. Confiesa que esta fue “la mejor cocina de su vida”; y donde conoció a Régis Ferey, su mentor. Así formó parte de esa brigada que cocinaba para un presidente especialmente goloso como François Hollande.
La vuelta del matrimonio a España hizo que Carmen tuviera que buscar nuevamente trabajo; algo que se complicó por lo que decidió emprender con “los chocolates”
Así fue como convirtió un antiguo obrador, en el 6 de Espartinas, en su negocio ’24 onzas’. En apenas tres años ha elaborado más de 200 tipos diferentes de trufas, que cambian con la estación y que incluso ha supuesto un cambio en la forma de entender el chocolate, siempre trabajando con proveedores de máxima calidad.
Como no podía ser menos, su lado ‘palmero’ sobresale incluyendo homenajes tan canarios como el bombón barraquito.
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